Apremiado por la pérdida de reservas en los últimos días y la suba del riesgo país, el Gobierno iniciará negociaciones en las próximas horas con el Fondo Monetario y la Casa Blanca en busca de un nuevo apoyo financiero. La semana pasada ya hubo contactos con inversores privados de Wall Street.

Javier Milei y Luis Caputo tenían prevista su partida este domingo a las 23 rumbo a Nueva York. Pero postergaron el viaje para la noche de este lunes. El martes por la tarde se verán por la tarde con la titular del FMI, Kristalina Georgieva.
El Presidente participará el martes por la mañana de la asamblea anual de la ONU, luego de lo cual tendrá una reunión bilateral con Donald Trump. Y el miércoles hay expectativas de una charla con el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
Por estas horas, se habla de una línea de financiamiento mediante un intercambio de monedas (swap) por entre US$ 3.000 y US$ 10.000 millones, a partir del Fondo de Estabilización Cambiario (ESF, por sus siglas en inglés) del Tesoro norteamericano, que hoy dispone de US$ 42.600 millones. El salvataje podría servir tanto para contener las presiones cambiarias como para afrontar los pagos de deuda con los bonistas.
La semana pasada el dólar rompió el techo de la banda (el minorista llegó a venderse a $ 1.515 en los bancos) y el Banco Central se desprendió de US$ 1.100 millones en 3 días, el mayor saldo para este período de tiempo desde octubre del 2019. La sangría de reservas derrumbó el precio de los bonos y el riesgo país superó los 1.500 puntos básicos, el nivel más alto de América Latina y mayor desde hace más de un año.
Argentina necesita retornar a los mercados para refinanciar sus compromisos, pero con el nivel actual de riesgo país se hace prácticamente imposible. Según 1816, hay que pagar vencimientos netos de US$ 2.300 millones en lo que resta de 2025, US$ 12.800 millones en 2026 y US$ 19.000 millones en 2027.
«Estamos en múltiples negociaciones con Estados Unidos y vamos a avanzar en todas las que son relevantes para mejorarle la vida a los argentinos», dijo el Presidente el sábado a Radio Mitre. «Estamos trabajando para cerrar los pagos de deuda que tiene Argentina el año que viene, que son 4.000 millones de dólares en lo que es en el mes de enero y 4.500 en el mes de julio», agregó.
Tal como informó Clarín hace 10 días, después de la derrota electoral del gobierno, los bancos en Argentina comenzaron a reflotar en sus charlas la expectativa de una ayuda financiera, como la que deslizó a fines de abril el secretario del Tesoro de Estados Unidos, cuando mencionó el ESF en caso de un «shock externo» y si Milei mantenía el rumbo.
En la intimidad, el Tesoro viene mostrando preocupación por las tensiones cambiarias, sin demasiada predisposición a destinar fondos frescos. Bessent tampoco ve con buenos ojos que Argentina mantenga el swap con China por casi US$ 18.000 millones.
Ahora, Milei apuesta a que Trump destrabe un nuevo rescate, como lo hizo en abril con el FMI. La idea no solo sería cubrir el pago de enero con los bonistas, sino garantizar el repago de la deuda hasta fin de mandato. Macri acordó ese esquema con el Fondo en 2018, cuando tomó un crédito por US$ 44.000 millones. El problema es que hoy sigue estando el «cuco» de la elección presidencial en 2027.
El swap es uno de los usos que prevé el fondo del Tesoro norteamericano. Argentina podría intercambiar pesos por dólares a un tipo de cambio convenido (en general, el vigente), con el compromiso de revertir la operación al mismo tipo de cambio a la fecha de vencimiento. Y el Tesoro puede finalizar el acuerdo en cualquier momento y exigir el reembolso inmediato del monto total utilizado.
Desde 1936, Estados Unidos otorgó un centenar de estos créditos. Y desde 1970 hasta principios de la década de 1990, la mayoría fueron acuerdos de swap que proporcionaban préstamos «puente» por hasta seis meses, a la espera del dinero de organismos financieros internacionales (por lo general, el FMI).
México, Brasil y Argentina fueron, por lejos, los mayores deudores entre 1980 y 1994. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín y parte del de Carlos Menem, Argentina realizó 8 acuerdos por un total de US$ 4.000 millones, de los cuales el ESF financió US$ 2.150 millones.
El último acuerdo que recibió el país fue en marzo de 1995 por US$ 1.000 millones por un plazo de seis meses, y se utilizó al mes siguiente. El Tesoro aportó US$ 250 millones y el resto fue financiado por el BID y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento.
Caputo ya obtuvo un préstamo en diciembre de la CAF por US$ 960 millones para pagarle al FMI. Ahora, el Tesoro podría servir de puente para pagarle a los bonistas y al propio Fondo. Pero los créditos suelen incluir condiciones: México recibió US$ 20.000 millones en 1995 a cambio de recortar el gasto público, reducir el déficit comercial, limitar salarios públicos, bajar la inflación con un apretón monetario, usar el crédito para refinanciar deuda y respaldarlo con exportaciones de la petrolera estatal mexicana, Pemex.
«Los veo encerrados en su laberinto, difícil que haya nuevo financiamiento, por ahora son versiones que vienen desde Argentina, y si hay algo, es con condiciones», advirtió un exfuncionario del Banco Central.